Violeta Parra

Violeta Parra Aunque a primera vista no lo parezca fue una Criatura Salvaje con más agallas que muchos hombres y mujeres.

En un concierto,  Lucinda Williams, en Madrid, en su primera gira por estas tierras, nos brindó un bis extra que no tenía previsto, y con una frágil voz nos deleitó con una canción de Violeta Parra. Para mi asombro, la mayoría de los allí presentes no tenía ni idea quien era la tal Violeta. Que Lucinda Williams rindiera tributo a aquella mujer no era fortuito, ya que Lucinda pasó unos años en Chile y allí se dejo influenciar por las trovas de la Parra. Un ser excepcional y maravilloso. Una vida consagrada a la denuncia de la pobreza y la injusticia.

Violeta del Carmen Parra Sandoval nació un 4 de octubre de 1917 en San Carlos de Itihue (Chile) y dejó la faz de la tierra en Santiago, el 5 de febrero de 1967. Fue un artista multifacética una cantante, pintora, escultora, bordadora y ceramista, considerada como la fundadora de la música popular chilena. Su trabajo inspiró a muchos artistas tanto latino americanos como del resto del mundo. Sus composiciones siempre han sido elogiadas tanto por sus letras poéticas e ingeniosas como por sus textos comprometidos. Sus canciones han sido versionadas por artistas del mundo entero.

Tuvo una infancia humilde junto a sus cinco hermanos y dos medio hermanos. Violeta sufría continuamente de enfermedades, además de tener que trabajar en duros trabajos domésticos para ayudar a su cuantiosa familia a salir adelante. Pero a Violeta le gustaba desde pequeña el arte bajo todas sus facetas y empezó a tocar la guitarra a los 9 años. A los 12 compuso sus primeras canciones, para sobrevivir iban a cantar junto a sus hermanos en restaurantes, pueblos, trenes, burdeles y toda clase de sitios susceptibles de aportar algo de dinero. Junto a su hermana Hilda formó un dúo llamado sencillamente Las Hermanas Parra, editó sus primeros discos de canciones populares chilenas junto con su hermana Hilda para el sello RCA Victor. Conoció a diversos poetas chilenos, uno de los cuales fue Pablo Neruda. Se presentó a un festival juvenil en Varsovia, Polonia, de paso, recorrió la Unión Soviética y en París grabó sus primeros 33 rpm, ya que hasta hora solo había grabado una larga serie de singles Guitare et Chant. Chants et Danses du Chili, fue un enorme éxito en Europa, por lo que se sintió muy cómoda en la ciudad de Paris, pero la noticia de la muerte de una de sus hijas la hizo volver a Chile y la sumergió en una tristeza de la cual se escapaba publicando canciones sin cesar, siempre con un mínimo de acompañamiento que consistía en su simple guitarra.

Su actividad artística se diversificó trabajando con cerámicas y pinturas al óleo. Grabo miles de canciones repletas de poesía, emoción, de amores y desamores y siempre con la misma intensidad. En 1964 se convirtió en la primera latinoamericana en exponer individualmente en el Louvre. En Suiza se filmó un documental sobre su trabajo (Violeta Parra, Bordadora chilena), que es una de las escasas fuentes audiovisuales que se guardan de la artista. En Suiza igualmente entabló una relación con el musicólogo y antropólogo suizo Gilbert Favré, el gran amor de su vida e “inspiración” de sus más significativas composiciones de amor y desamor («Corazón Maldito», «El Gavilán, Gavilán», «Qué He Sacado con Quererte».

Siempre sin dejar su lado mas combativo, la incomprensión del público chileno y el final de su relación amorosa fueron los desencadenantes de su muerte dejándola en un estado de ánimo muy vulnerable. Grabó sus ultimas canciones trascendentales junto a sus hijos tales como «Gracias a la Vida» y «Volver a los 17».

El 5 de febrero de 1967, a los 49 años de vida, y tras varios intentos fallidos, Violeta Parra se suicidó en la carpa de La Reina. Violeta Parra ha sido versionada por una inmensa cantidad de músicos, tantos chilenos, como del mundo entero, entre los que se cuentan Víctor Jara, Quilapayún, Los Jaivas, por sus hijos Ángel e Isabel, Mercedes Sosa, Charly García, Pedro Aznar, Elis Regina y Milton Nascimento, Joan Manuel Serrat, Silvio Rodríguez, Susana Baca, Joan Baez , Robert Wyatt, Lucinda Williams entre muchísimos mas. Aunque no es mi estilo de música propiamente favorito, su obra merece una escucha y un gran respeto, sobre todo por el valor y la fuerza de luchar contra las injusticias que desgastaron a esta increíble mujer.

 

 

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