Liv Sin

Centrados de nuevo en la más rabiosa actualidad internacional, dejamos nuestra sección nacional de ‘Spanish Bombs’ (espectaculares Agoraphobia y Mallory Knox) para centrarnos en nuestras cositas, hemos vuelto más o menos en sí y nuestras auras han vuelto a nuestros cuerpos tras el intercambio de la semana pasada así, mi camarada Bernardo de Andrés nos descubrió en el último momento y casi tocando la campana una CxS fantabulosa como RAELYN NELSON (nietísima de Willie Nelson) que enamoró a propios y extraños el pasado lunes con su picante fórmula de country garage punk. De verdad, se lo aseguro, ¡no se la pierdan!.

En este viernes de turno personal, os traigo a una Criatura Salvaje de armas tomar, una CxS que ya se estrenó y coronó en el ‘blog prohibido’ con su anterior proyecto y que hoy se corona y consagra en esta website con su nueva banda. Iba a ser mi opción para Halloween pero no quise proponer algo parecido en estética y sonido a la elección ‘Truco o Trato’ de Mr. B para esa semana. Postrémonos, por fin, ante una de las Diosas del Metal, adoremos, una vez más, a la sueca LIV JAGRELL y sus acorazados LIV SINOriunda de la ciudad de Gotemburgo (Suecia), Liv Jagrell siempre tuvo claro que su religión no podía ser otra que el Heavy Metal de la vieja escuela y que sus dioses no se encontrarían en el Olimpo sino encima de un escenario como Rob Halford, Doro, Michael Monroe, DIO, Lemmy, UDO (Accept) o Blackie Lawless. En 2003 encuentra a los músicos apropiados para escupir su fuego metálico de tintes Hard con su Opera Prima, Dance of the Wicked (2003). Causan sensación bien rápido en Suecia tanto en salas como en festivales en donde la religión del Metal calma a sus acólitos. Cuatro discos vinieron después puliendo su estilo y personalidad, Switchblade Serenades (2008), True Sound of the Underground (2010), Now and Forever (2012) y Black Lotus (2014), su mejor disco, en donde la redondez de su Power Metal con ínfulas Hard y Melodic Metal alcanza sus mejores resultados… pero se convierte también en su testamento como banda, tanto por diferencias evolutivas como también por el desgaste de las contínuas giras. La Jagrell se convierte más que nunca en una ‘reina del desierto’ en búsqueda de nuevas vías de expresión…

Trasladando su base de operaciones a la capital Estocolmo en 2016, la soledad de la ‘bestia’ sin banda no tarda en cicatrizarse con su nuevo y flamante nuevo proyecto bautizado con la ira del infierno como LIV SIN. Rodeada de lo mejor en cuestiones metálicas, se hace acompañar por Patrick ‘Patz’ Ankermark (guitar), Chriz ‘Vain’ Bertzell (guitar) y Tommie Winther (bass) para dejar la nueva marca en Follow Me (2017), su debut album que pone sobre la mesa su intención de sonar a Metal S. XXI sin perder la vista del pedestal en donde siempre tiene a sus dioses. Concepto, giros, riffs, melodías, arreglos, etc,… demuestran que Liv quiere moverse en unos parámetros más agresivos y contundentes que Sister Sin pero también con un trabajo de melodías muy presente en la línea de bandas como Kobra and the Lotus, Arch Enemy, In This Moment, Machine Head o Five Fingers Death Punch entre otras.

La jugada le salió bien, muy bien diría yo, porque siguiendo la disciplina de publicaciones cada dos años que ejecutaba con Sister Sin, llega en este 2019 Burning Sermons, el disco que está llamado a consagrar y fijar definitivamente las nuevas directrices en las que ahora se siente cómoda nuestra protagonista. En líneas generales, la modernísima producción, los constantes arreglos, las omnipresentes programaciones y la inclusión de cuarteto de cuerdas en varios temas hacen de Burning Sermons ese album S. XXI que creo venía buscando la Jagrell desde hace mucho tiempo. Se le nota espectacular a la voz, con esos desgarros vocales tan característicos de, perdónenme la expresión, ‘la jesulina del Metal’ por su gran parecido físico con el personaje-engendro del periodismo ‘amarillista’…Pero dejémonos de bizarradas personales, el disco es potente a la par que melódico, como os decía, vocalmente Liv está espectacular, sacando registros distintos, gruñidos, agudos, alaridos, voz limpia e incluso algún que otro gutural, pero en lo que creo que se está sintiendo más cómoda que nunca es a la hora de juguetear en el estudio porque se encuentra cada vez más cerca de lo que llevan haciendo desde hace años Kobra Paige con sus Lotus y Alisa White-Gluzz con Arch Enemy, es decir, un metal moderno alejado ya del sentir de la vieja escuela que las creó, con aplastantes riffs metálicos y acompañamiento de teclados, cuerdas y loops que actualizan al nuevo siglo aquel Heavy Metal gestado en su anterior proyecto. No citaré todos los temas pero ya en el inicial «Blood Moon Fever» tenéis un tremendo resumen de lo que os cuento. «Chapter Of The Witch» y «War Antidote» devuelven el Power Metal a la fórmula con su lavado de cara ‘millennial’. ¡¡¡Cómo canta esta mujer joder!!!. Groove y Melodic Metal se encuentran contenidos en los pesados a la par que groovies «Hope Begins To Fade» y «Slave To The Machine» que es uno de los que más debe levantar pasiones en directo, un tema muy centrado en epatar, con unos estribillos que, al igual que en todos los cortes del disco, se convierte en protagonista (casi) absoluto de la canción. «The Sinner» con su agresivo clasicismo y el ‘trasher’ «Death Gives Life Meaning», también con épicas cuerdas de por medio, se agradecen dejándonos un disco con un sólo tema discreto (que no sobrante ni malo), «Ghost in the Dark», y es que las power ballads y los temas tranquilitos nunca han sido el fuerte de Liv Jagrell ni santo de mi devoción.

Hora de echaros al nido de serpientes del Metal con una ‘BOLA EXTRA‘ sobrada de odas al Heavy Metal y a la épica del METAL de altos vuelos y aplastantes almas…

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