Volvemos a apostar por nuestras Criaturas Salvajes Nacionales retomando nuestra excelsa sección ‘SPANISH BOMBS’. No hay mejor forma de mostrar nuestro apoyo a nuestro producto patrio con acento femenino que descubriéndoos nuevos valores y bandas que comienzan con toda la ilusión del mundo, además de tener todas la herramientas, creativas y técnicas, para lanzar una colección de canciones a la altura de cualquier proyecto internacional. Es el caso de las dos bandas de esta semana.
El lunes, el diablillo siempre travieso de Bernardo de Andrés se atrevió con el recien creado combo madrileño, PUBIC ENEMY (no, no nos hemos equivocado con el nombre…), la banda se jacta de practicar un directo e inmediato Punk Rock con mucha melodía powerpop y toques ‘skatalíticos’. El futuro es suyo por mucho que el Punk pregone aquello del ‘No Future’…
Mi opción ‘Spanish’ semanal cambia de tercio radicalmente, me voy a la Ciudad del Ebro, Zaragoza, para presentaros otro interesantísimo proyecto que se hace llamar THE BLACKLOUD y que tiene en su cantante y frontwoman, IRENE L.P., una comunicadora de sentimientos y emociones absolutamente recomendable. Ayer fue el día ‘Contra la Violencia de Género’ y la banda que hoy nos ocupa nos va a servir de perfecta banda sonora para seguir dilatando esta reivindicación…
Blackloud es un juego de palabras con doble significado, ‘Nube Negra’ y ‘Sonido Oscuro’. El cuarteto se gesta en 2005 por la citada Irene L.P. (vocals, chorus), José G. Calavia (guitars, bass) y Pedro Lles (guitars, programming). Juan Muñoz (drums) se unió hace dos años, aumentándose la contundencia de la banda considerablemente. Sus influencias y referentes transitan entre los 80’s y 90’s, entre el Gothic Rock y el Siniestro, así como el Rock Alternativo rozando el Progresivo y el Indie más oscuro con un gusto exquisito a la hora de utilizar la electrónica como complemento en arreglos, pero también como base principal en algunas composiciones. Te vendrán a la cabeza totems como The Cure, Depeche Mode o The Cult, pero no se cierran a abrazar influencias tales como Massive Attack, TOOL, Porcupine Tree, Portishead o A Perfect Circle. Como veis, música reflexiva, para sumergirte dentro de tí mismo y hacerte pensar, pero también perfecta para evadirte del mundo real y de toda la mierda encabronada que lo envuelve… eso sí, con una exquisita y cuidada pátina de oscuridad y ahogada melancolía que generará un magnetismo irremediable y obsesivo a aquellos oyentes que se tomen su espacio/tiempo para disfrutar de los maños.
Se han tomado su tiempo a la hora de publicar sus temas, que se han pulido en muchos directos en todos estos años por su tierra natal, con incursiones esporádicas por la capital y alguna que otra plaza más, ayudándoles a esmerar, madurar y hacer más certera y profunda su personal propuesta… Pero es ahora en 2022, después de publicar unos cuantos singles en 2018 y 2019, cuando la banda decide dar el golpe en la mesa y publicar su primer larga duración, con una apasionada colección de canciones y una producción de auténtico lujo a cargo de Juan Miguel Sánchez en los Estudios Sin/Con Pasiones de Zaragoza.
Fragments Of Winter (2022) es su recientísima carta de presentación, con 9 temas que van a sorprender a más de uno y de dos por su excelente sonido, sus letras epatadoras y el perfecto equilibrio y ecualización de instrumentos, pues guitarras, baterías y bajo están presentes y son protagónicos en todo momento, además de que en ningún instante ‘tapan’ la gran labor de comunicación vocal y de liberación de emociones que realiza Irene con su modulada y melodiosa voz. El disco comienza reposado en los primeros instantes de «Phenomenally», el tema distorsiona su textura al final, pero uno ya se da cuenta de que los maños han venido a tocar la fibra hasta las máximas consecuencias. «Rockets» me flipa mucho, se envuelve de músculo guitarrero, pero todo sigue sonando limpio y cristalino, un corte muy de los Cult atmosféricos y oscuros, me refiero sobre todo a los punteos ‘a la Duffy’ en el ‘solo’ que se precipita en un final ‘quasi’ Stoner. «Banshee» es otra apuesta segura, la distorsión muta en punteos en semi-acústico con clarísimos ecos ‘tenebristas’ al Disintegration de The Cure. Un corte sugerente, hipnótico y de ahogada belleza que conecta a la perfección con «Hungry», que sigue en la misma línea que su predecesor pero acercándose a terrenos de A Perfect Circle con esa sofisticada nostalgia y ‘crescendo’ instrumental y vocal hacia el final de los generosos siete minutos que tiene la canción. «Funeral» vuelve a recrudecer a ‘Los Blackloud’, en este caso acercándose a los dominios de Maynard James Keenan y sus Tool con esa distorsión guitarrera y esos cambios calma/tormenta tan típicos de los americanos. Otro contraste estilístico es el que propone el tema homónimo, «Black Clouds», con un comienzo claramente Depeche Mode, Irene combina timbres vocales agudos y graves con maestría en un maremagnum de tristes punteos combinando a Robert Smith y cierta cadencia Martin Gore…
Arriba «November»… y estamos todavía sufriendo sus ‘nocivos’ efectos en el mismo mes presente… Mira, si me estás leyendo te diré que, posiblemente, este sea mi tema favorito del disco, quizás muy cerquita se le quedan «Rockets» y «Banshee», pero la intensidad emotiva y emocional se haya aquí exponenciada por una batería presente y protagónica llevando el timón al lado de una Irene que frasea y frasea toneladas de sentimientos encontrados, afectos y desafectos,… hasta que llega otro punteo ‘a la Duffy’ para acabar de rematarte…
Vamos por los dos cortes finales. «Dirty» continúa inmerso en la oscuridad y la ceniza, no es tan rítmico como su predecesor, esto va de Noise depresivo y cadencioso, expresando esa ‘suciedad’ a la que alude el título del tema. «Death Ballad» rebaja intensidades y capas de distorsión en una bella y acogedora balada que se inicia desnuda de amplis y en donde el trabajo de punteos y guitarras dobladas se me antoja una ‘delicatessen’, la profundidad de la voz de Irene se intensifica, sus cuerdas vocales bailan, se deslizan dentro de uno mismo sin buscar salida. La banda te tiene donde quiere, sensible, hipnotizado, ignorante y a la espera de esos instantes finales en donde el tema se engruesa de distorsión y siniestros arreglos con la última combinación de cuerdas vocales de nuestra protagonista. The Blackloud lo consiguen, merecen llevarse tu corazón vacío lejos, para devolvértelo lleno en una fecha todavía indeterminada…
‘BOLA EXTRA’ un poco austera la que tenemos hoy, aunque considero más que suficiente. Lo de esta banda va más por el concepto y la atmósfera musical que por los ‘teatrillos’ visuales y ciertamente engañosos…