Que nadie se asuste, ha tardado en venir la continuación y cierre de la semana de Criaturas Salvajes en su sección ‘Clásicas’ pero ya está aquí para todas vosotras/os. Esta semana ha sido ‘extraña’ en publicaciones y un servidor tiene mucha culpa de ello por estar teniendo un final de curso más liado que de costumbre pero también vamos a cerrar estos siete días con tres CxS, siendo el lunes pasado ASH COSTELLO de NEW YEARS DAY y el miércoles PATTI PALLADIN (inaugurando semana de ‘Clásicas’) las Criaturas que anteceden a las propuestas hoy y que para un servidor son una de mis mayores debilidades no sólo como mujeres sino como una de mis bandas favoritas de todos los tiempos, así que, sin más rollos y preliminares, pasemos a rescatar una vez más a las angelinas L7 pues estamos de absoluta enhorabuena ya que tenemos entre manos (y orejas) su esperado comeback discográfico tras veinte años sin nuevas canciones.
Donita Sparks y Suzi Gardner, Suzi Gardner y Donita Sparks, la invencible dupla compositiva de L7 se gesta en 1985 en Los Angeles con la única idea en mente de emular a sus dos referentes principales en sus inicios como The Runaways y Patti Smith. Muy pronto encuentran las dos piezas definitivas para que la maquinaria L7 se pusiese en marcha con garantías suficientes como para patearle el culo al mundo entero. La hiperactiva Jennifer Finch al bajo y la siempre sonriente y dicharachera Dee Plakas a los parches ya forman parte de la formación en 1987. Un año después y amparadas ya bajo el sello Epitaph, lanzan L7 (1988), un debut que ya contenía ese sonido crudo y poderoso en donde el punk pugnaba con el metal gracias a los tremebundos riffs de la Gardner. Faltaban todavía canciones con gancho y poderío en estribillos pero les permitió girar por todo el mundo.
Llegan los 90’s, la era alternativa y el grunge y la banda encaja como un puto guante en todo el movimiento, sí, siempre se han considerado un grupo de punk rock pero tanto su sonido saturado y distorsionado como su estética visual y de indumentaria siempre fueron acordes a aquellos días en los que Vedder’s, Cobain’s, Cornell’s y Staley’s se hicieron los amos del mundo desde el Planeta Seattle. Smells The Magic (1991) ya es otra cosa, las composiciones ya están mucho mejor tratadas y han aprendido con creces a componer temas tan catchys a la par que agresivos y hostiles como «Shove», «Fast And Frightening», «Till The Wheels Fall Off», «Just Like Me» con guitarras saturadísimas hasta el infierno, ‘quasi’ Stoner, y cerrar el disco con un clasicazo de la talla de «American Society».
Año 1992, Nevermind está haciendo estragos en todo el mundo pero ellas no se amilanan en absoluto (¿Joan Jett se rindió en los 80’s?) y haciéndose con los servicios del productor Butch Vig (Garbage) gestan su disco más celebrado y exitoso, Bricks Are Heavy (1992) conteniendo su mayor hit con el pegadizo «Pretend We’re Dead». La producción es menos punkarra, se nota la mano de Vig potenciando y saturando todavía más si cabe el poder de las guitarras de Donita y Suzi y acercándolas más que nunca a los musculosos riffs del metal (y el stoner que todavía no estaba inventado ni tan siquiera). ¿Alguien tiene algo que objetas ante trallazos directos a la yugular como «Wargasm», «Everglade», «Slide» o el viscoso y virulento «Mr. Integrity». La dupla Sparks/Gardner combinan a la perfección sus voces, más nasal y pasota la de Donita y más histriónica y esquizoide para Suzi, los bajos de la Finch atruenan y los aporreos de Plakas son la jodida hostia de buenos. Como os decía, la banda domina ya el mundo y sus giras y apariciones en programas de televisión son muy frecuentes, a destacar ese «Pretend We’re Dead» en el programa inglés The Word en 1992 (en BOLA EXTRA lo tenéis) en donde la banda está en su momento más dulce además de ver a Donita haciendo una de las suyas acabando el tema desnuda de cintura para abajo. Su popularidad hace que formen parte de la sonada banda sonora de Natural Born Killers con el rebana-pescuezos, «Shitlist».
Dos años después plantean su disco más rocoso y ‘árido’, Hungry For Stink (1994) a la par que empezamos a ver a una banda con inquietudes y que no desean facturar un disco mimético con respecto a Bricks… ¿Más stoner?, pues sí, ahí está los saturadísimos «Fuel My Fire» o «Freak Magnet» pero también es más alternativo y Pixies planteando powerpop sin complejos. Me quedo con «Andree», «Questioning My Sanity» o «Riding With A Movie Star» con esos divertidos punteos garage surf, pero también con la ironía bluesy de «Stuck Here Again». Tres pasan hasta que arriba The Beauty Process: Triple Platinum (1997), un disco que ya no cuenta con Jennifer Finch entre sus filas, menos ‘arenoso’ y más punkarra pero, como os decía, cada vez ampliando fronteras pues para quien suscribe es su disco más variopinto y experimental tocando punk, powerpop, metal, grunge, noise, melodías deliciosamente poppies, alt rock, garage, surf ‘a la Pixies’, etc, etc,.. Un disco injustamente a la sombra de los anteriores pero de una madurez compositiva supina y una producción jodidamente fabulosa.
Con Slap-Happy (1999) no me extenderé demasiado, es junto con su debut, su disco más flojo, la banda estaba en su peor momento y parieron un disco con poco gancho y ningún himno destacable. La magia se había perdido y decidieron separarse ya inmersas en el nuevo milenio desarrollando Donita una carrera en solitario acompañada de Plakas. Finch, por su parte, pone en marcha el excelente proyecto con The Shocker…
En 2014 el milagro ocurrió, gracias a las innumerables peticiones de die hard fans en el facebook de Donita, la banda retorna a los escenarios en una forma increible y con mucha honestidad, todo hay que decirlo, lanzan diversos directos y recopilatorios de rarezas y promete sorpresas, la primera en forma de biopic con L7: Pretend We’re Dead (2016), la segunda en forma de nuevas canciones con un par de prometedores singles en 2017 y 2018. La formación clásica vuelve a estar On Fire y a divertirse encima de las tablas como siempre dejando los ‘egos’ atrás…
Y por fin el sueño se convirtió en realidad, Scatter The Rats (2019), el séptimo disco de las angelinas ya se encuentra en la calle como prometieron y he de decir que se encuentra a la altura de lo esperado. Ni es un disco que abre nuevos frentes estilísticos para la banda pero tampoco tenemos una fotocopia de éxitos pasados, de hecho, para empezar, es su disco más powerpop, el que más centrado está en la melodía y menos en la agresividad metal y los ritmos punkarras a todo trapo. Los riffs de Gardner siguen ahí, la voz rasposa y dejada de Sparks no han cambiando cuanto apenas, la base rítmica de Finch y Plakas sigue impenetrable pero se han cuidado más que nunca la melodía pop y el trabajo de estribillos es fantabuloso facturando un discazo que, si bien no supera sus grandes obras deja un sabor dulce en boca y una sonrisa de oreja a oreja celebrando temazos tan redondos como «Stadium West», «Ouija Board Lines», el incendiario «Garbage Truck» o los ultra-pegadizos «Uppin’ The Ice»/»Burn Baby», observando como la mala hostia riffica y el desgarro vocal de Suzi prevalecen en «Proto Prototype» o tarareando simpáticas composiciones powerpop como «Murky Water Cafe» o «Holding Pattern».
Y hasta aquí, espero que este nuevo repaso a la obra de L7 sirva para meteros el veneno de una de las mejores bandas de los 90’s y adorar hasta la muerte a unas Criaturas Salvajes con letras mayúsculas que están de vuelta ofreciendo lo mejor de lo mejor encima de un escenario defendiendo un disco muy chulo. Que la ‘BOLA EXTRA’ o ilumine con los innumerables ‘highlights’ de la banda tanto en videoclip como con el momento The Word, ‘El tampón de Donita’, su cameo en Serial Mom de Jhon Waters, la escena de Natural Born Killers con «Shitlist», etc,… Qué grandes son!!!…
La definición de Criaturas Salvajes.
Me gusta que tengan material nuevo.
Ellas tienen la mejor escena de Serial Mon, película que recuerdo haber visto. Como se convirtieron en cómplices de la protagonista. Que golpe de bajo y que manera de avivar el fuego.
Magnífica entrada.