Dejando de lado los ritmos más sedados, lisérgicos y experimentales de la semana pasada con Maidavale, inyectémonos en vena electricidad setentera y actitud vintage sin salir de Suecia. Eso sí, trasladémonos desde la capital Estocolmo a la oscura y lóbrega, aunque bellísima, Gotemburgo para proponeros hoy una de mis Criaturas Salvajes más indiscutibles, una de mis debilidades femeninas en el mundillo del rock’n’roll actual, antes incluso de que mi colega y amigo Bernardo de Andrés inventase el término ‘CxS’ y se gestase esta magnífica idea y proyecto convertido hoy en día en una web en toda regla. Hoy toca arrodillarse y besar por donde Ann-Sofie Hoyles pisa, toca y ejecuta su ‘Criaturismo’ rockero y exquisitamente retro. ¡Hail Hail Ms. Hoyles!.
Gracias a la blogosfera que conocí de la existencia de nuestra protagonista y de la bandaza que le acompaña. Bendita blogosfera y benditos Lorbada y El Capi que hicieron mucho incapié en que estábamos ante una de las bandas escandinavas definitivas y de las que más se hablaría en esta década en la que nos encontramos.
Nacidos bajo el influjo y dominio del matrimonio recién formado por Ann-Sofie Hoyles y el experimentado John Hoyles (guitar), miembro originario de Witchcraft y Troubled Horse, la banda no tarda en compactarse con Olle Griphammar (bass) y Axel Sjöberg (drums) (también en Graveyard) poniéndose las pilas en tiempo record pues en pocos meses ya iban a formar parte de uno de los festivales más prestigiosos de Suecia, el Way Out West en donde la gente flipa en colores con una propuesta retro-vintage pero contundente ‘a la MC5/Stooges/Motörhead y rebosante de estribillos y melodías rockeras en la línea de unas The Runaways o Suzi Quatro.
Tras probarse a sí mismos en el estudio, la magia no tarda en llegar con singles tan inmediatos como adictivos en plena fiebre efervescente del sonido Vintage Rock setentero con el reputado productor Don Ahlsterberg (The Soundtrack Of Our Lives, International Noise Conspiracy…) con el que publican su primer ataque en formato E.P., Spiders (2011), con resultados incluso superiores que los singles anteriores. Ha llegado la hora de demostrar que pueden defender un LP y Flash Point (2012) es la confirmación de que estamos ante un conjunto sólido como una roca e inspirado como la mejor musa, suena crudo y melódico a la vez, suena retro 70’s a la par que te domina con sus expontáneos e implacables riffs, y si a eso le sumamos una frontwoman de bandera con un carisma y una personalidad vocal fuera de serie, ¿qué tenemos?… ¡pues uno de los mejores debuts de esta década!, no os quepa la menor duda.
Meses antes, Axel Sjöberg, abandona el barco para dedicarse a tiempo completo a Graveyard. No hay problema, Ricard Harryson se hace con las baquetas sin pestañear para defender el demandado y deseado directo de la banda no sólo en Escandinavia sino también ya en toda Europa. Nos habíamos rendido ya a la Hoyles y su marido. Dos años después y con toda la experiencia a sus espaldas llega Shake Electric (2014) que establece y confirma a Spiders como una banda de largo recorrido con un disco de menor crudeza y hostilidad dando más espacios a las melodías y a los classic riffs de bandas como Kiss, AC/DC o T. Rex. No me voló la cabeza como lo hizo su debut pero tenía unos singles indiscutibles y una cara ‘B’ jodidamente perfecta que los mantiene en lo más alto del Vintage Rock mundial liderando ya multitud de festivales y giras como ‘headliner’.
Y ahora sí, tras unos cuantos explosivos singles entre medias en donde se dedican a explorar su ramalazo ABBA y su obsesión por Bad Company y The Stooges, nos llega reciente y calentito su tercer disco, Killer Machine (2018), que mantiene en líneas generales la línea del anterior aunque, eso sí, dando cancha cada vez más a las melodías y los estribillos ‘catchy’. El disco comienza fuerte y explosivo con «Shock And Awe», con la base rítmica a todo trapo (en realidad Olle y Ricard están presentes en todo el trabajo) y un estribillo pegadizo como el chicle. Suzi Quatro style por los cuatro costados. Le sigue el single y primer adelanto que pudimos descubrir, «Dead Or Alive», mucho más Vintage bebiendo de la escuela Phil Lynnot en guitarras y la melodía ABBA en estribillos. «Burning For You» es, quizás con «Swamp Song»,el tema más High Energy sin quitarse el cuero setentero. Los dos siguientes se van a convertir en jodidos ‘highlights’ en sus bolos, ya veréis, «Killer Machine» y el travieso retro rock «Like A Wild Child» explotan la faceta más accesible y comercial de los Spiders, la más cercana al filón ABBA, el primero más contenido y oscuro, el segundo una golosina bailable en toda fiesta rockera que se precie. ¡Qué estribillo por Tutatis!, puro estilo Agnetha Fältskog/’Frida’ Lygnstad. ¡Uno de los jodidos singles del año!.
No hemos hablado hasta ahora de John Hoyles y ya es hora porque en «Higher Spirits» se saca unos punteos, riff principal y solos que quitan el hipo con otro estribillo ABBA to the Max. «Swamp Song» abre la cara ‘B’ con mucha fuerza y arrojo, Ann-Sofie te reta, juquetea contigo con unos fraseos urgentes y otro riff increíble por parte de Mr. Hoyles que es perfectamente cubierto por la musculosa base rítmica. Cómo no, su fijación por La Iguana y los riffs de Ron Asheton debían aparecer por algún lado y «So Easy» se nutre de las texturas de los de Detroit en un tema muy trabajado en desarrollos por parte de Ricard y John. «Don’t Need You» es el corte más reposado y melancólico del conjunto con esas acústicas y esa interpretación vocal de nuestra Criatura contenida y afectada al principio para ir mutando en una rabia contenida mientras se suceden cambios y desarrollos. Para quitarse el sombrero con John. «Take What You Want» devuelve la energía y los ritmos trotones a la disciplina Spiders pero también el rollito bailable y goloso de sus melodías y estribillos con una parte final de coros gospel insuflando soul a un temazo tan completo como éste con una Hoyles probándose vocalmente con registros nuevos. El disco se me hace corto, cuando llega el epílogo con «Heartbreak» ya estoy pensado en que no deberían ser 11 cortes, ¡¡deberían ser 22!!. El último corte es un medio tiempo atmosférico, no me mata pero tampoco molesta y es todo un puntazo que haga acto de aparición la harmónica de Ann-Sofie a la que ya se echaba en falta y aporta el toque 70’s vintage antes del cambio rítmico y con más nervio en el final de la composición.
En definitiva, el matrimonio Hoyles ya pueden quedarse tranquilos saldando su tercer trabajo como su disco más accesible sin perder un ápice de fuerza o arrojo setentero y es que, antes que Elin Larsson (Blues Pills), Marica Svensson (The Black Marbles) y otras diosas vikingas del rock actuales, estaba ya Ann-Sofie (con permiso de Heidi Soldheim y Cecilia Böstrom) dando guerra…
‘BOLA EXTRA’ TO THE PLEASURE FCKING MAX!!!…